EL
MUNDO
2 septiembre
2023
¿Cómo
reparamos la 'piel de pergamino' que se nos queda a los pocos días de volver de
vacaciones?
Gema García Marcos
El bronceado saludable no existe. Ese
dorado tan favorecedor que lucimos al regreso de las vacaciones no es más que
la 'defensa' de nuestro cuerpo ante la 'agresión' de los rayos solares. Por
eso, en cuanto dejemos de exponernos a ellos, nuestra piel estará tirante, seca
y opaca.
Es un hecho. Al volver de vacaciones, todos lucimos nuestra
mejor versión: cara descansada, piel suave y bronceada. Sin embargo, basta con
que transcurran unos días de nuestro regreso, para que ese 'milagro' se vaya
desvaneciendo, dejando a su paso a la denominada piel de pergamino (el nombre
no puede estar mejor elegido), con manchas e, incluso, pelada. La sensación de
tirantez y sequedad, desde luego, es bastante desagradable.
Estas son las respuestas de nuestros expertos a las
principales dudas que nos asaltan en este momento:
1.
¿Qué le pasa a nuestra piel cuando volvemos de vacaciones?
2.
¿Por qué, de pronto, pasa de estar suave y bronceada a seca
y cuarteada?
3.
¿Cómo influye el regreso a la ciudad?
4.
¿Es cierto eso de que el agua de Madrid 'quita' el
bronceado?
5.
¿Cómo recuperamos la piel de los estragos veraniegos?
6.
¿Qué es lo más importante que debemos hacer?
7.
¿Qué ingredientes cosméticos no pueden faltar en este
regreso?
8.
¿Y los mejores tratamientos para conseguirlo?
Inés Lipperheide Vallhonrat, médico intensivista especializada en medicina
estética.
1.
Durante las vacaciones de verano nuestra piel ha sufrido
mayor exposición solar durante todo el día, cambios de temperatura y, además,
un mayor contacto con productos como protectores solares, lociones hidratantes
y el agua.
El principal agresor de nuestra
piel es el sol. Aunque el bronceado nos favorezca, cabe recordar que este
dorado no es más que un mecanismo de adaptación de nuestra piel, que ha sufrido
una agresión y se encuentra dañada e inflamada por los radicales libres. Por
eso, nuestro objetivo tras la vuelta de vacaciones debe ser ayudar en la
reparación de nuestra piel.
2.
Nuestra piel se está renovando constantemente. Pasadas tres
o cuatro semanas tras la última exposición solar, se empieza a perder el
bronceado, debido a su renovación de la capa córnea (la más externa). Este
tiempo depende mucho del tipo de piel de cada uno y el fototipo, es por tanto
que perderemos ese color bronceado que hemos adquirido en el verano.
Cuando estamos de vacaciones,
solemos ser más conscientes de la protección solar y de la necesidad de
hidratación de la piel. Solemos, además, realizar baños frecuentes y ser más
constantes con la aplicación de cremas hidratantes o lociones 'after sun'.
Tras llegar a la ciudad, el
trabajo, la alimentación, menor descanso... El ritmo de vida, en su conjunto,
hace que tengamos menos tiempo para poder llevar a cabo los mecanismos de
hidratación de esta piel y pasa a estar más seca y cuarteada.
3.
La polución, la contaminación, la radiación UV y la luz azul
de las pantallas son enemigos de nuestra piel, contribuyendo a la falta de
hidratación y al mayor estrés oxidativo. Si sumamos estos factores a los
propios cambios que está sufriendo nuestra piel tras la vuelta de las
vacaciones, obtenemos como resultado un mayor daño, por factores externos, a
nuestra piel.
4.
La duración del bronceado está relacionada con varios
factores externos que podemos modificar, como la alimentación, la hidratación,
la humedad, el uso de agua fría, en vez de caliente en la ducha, etc. Y, sí, la
composición del agua influye.
La dureza del agua se mide por la
cantidad de cal y de componentes minerales que tiene, sobre todo, de calcio y
magnesio. El agua de Madrid se considera una 'agua blanda', lo que significa que
tiene bajo contenido en cal y sales minerales. En el caso de Madrid, esto ayuda
a la piel a evitar irritaciones y la sequedad de piel y cabello, como ocurre en
otras partes de España.
5.
La piel es el principal mecanismo que no aísla del exterior,
su función barrera depende de la hidratación de esta y de la salud de las
células que las forman. Cosmética con formulación hidratante, tratamientos
estéticos con ácido hialurónico y que estimulen el colágeno y una alimentación
rica en antioxidantes e hidratación con agua nos ayudarán a la recuperación de
nuestra piel.
6.
Cuidados en la limpieza, duchas con agua no muy caliente.
Evitar gel de ducha con tensoactivos suaves para no resecar más la piel. Ayudar
a la renovación de la capa córnea (la más externa) como exfoliantes, tanto
faciales como corporales.
Buscar una buena hidratación: a
nivel corporal aplicar cremas hidratantes después de la ducha y a la nivel facial cremas, mascarillas ricas en ácido
hialurónico.
Ayudar en la reparación de la
piel, con tratamientos que favorecen la formación de su estructura de colágeno
y elastina.
7.
Hidratación a base de ácido hialurónico con diferentes
tamaños de sus moléculas para penetrancia a distintos niveles.
Antioxidantes que nos ayuden a
reparar el daño oxidativo de la piel como es la vitamina C, Vitamina E o
resveratrol (tanto de día como de noche).
Renovadores celulares que nos
ayuden al recambio de las capas más externas de la piel como es el ácido
glicólico, introducir de nuevo el retinol (si lo hemos retirado en verano) o el
bakuchiol.
También, es el momento de
comenzar con cosmética con activos despigmentantes,
en el caso que hayan salido manchas tras exposición solar, como puede ser la niacinamida o el ácido tranexámico
para trabajar desde la vuelta de verano el unificar el tono de la piel.
8.
En la consulta de medicina estética es el momento de poner
de nuevo la piel a punto, yo siempre recomiendo:
·
Una limpieza facial con productos suaves e hidratantes.
·
Nutrir nuestra piel también desde dentro, allí donde
nuestros cosméticos no pueden llegar. Siempre recomiendo tratamiento de
mesoterapia basada en ácido hialurónico (como es Revive, de Laboratorios Merz).
·
Tratar la estructura de nuestra piel con tratamientos para
favorecer el colágeno y la elastina como es Ultherapy.
Con este tratamiento, dirigido con ecografía en tiempo real, podemos actuar
directamente sobre las células que nos dan el soporte de la piel para que luzca
más tersa, más saludable y actuando de manera directa sobre las causas que
producen la flacidez. Como no influye la exposición solar (como pueden ser los
láseres o luz pulsada) es el tratamiento ideal para poner nuestra piel a punto
(podemos hacerlo en cualquier época del año).
Marta González, dermatóloga y especialista en medicina
estética en Instituto Médico Ricart.
1.
Tras la vuelta de las vacaciones, especialmente si hemos
pasado tiempo bajo el sol y hemos estado expuestos al agua salada del mar o al
cloro de las piscinas nuestra piel puede verse apagada, deshidratada,
engrosada, irritada y descamada. Además, si hemos abusado de la exposición al
sol pueden haber aparecido manchas oscuras en nuestra piel o haber empeorado
las manchas preexistentes.
2.
El bronceado se produce como mecanismo de defensa de nuestra
piel a la radiación ultravioleta emitida por el sol. Una vez cesa la exposición
continuada, el bronceado, aunque es variable de persona a persona, suele durar
solo entre dos semanas a un mes, por lo que cuando llegamos de nuestras
vacaciones perdemos el "color" relativamente rápido. Además, como ya
hemos comentado, la exposición al sol y a otro irritantes,
como el agua salada o el cloro secan y dan un aspecto cuarteado a nuestra piel.
La sequedad cutánea suele hacerse más notoria con la vuelta a la ciudad, ya que
solemos pasar de ambientes húmedos de las zonas costeras- que ayudan a mantener
la hidratación cutánea- a climas más secos.
3.
No, el agua de Madrid no tiene relación con el bronceado de
nuestra piel.
4.
A la vuelta de verano podemos utilizar de manera diaria
cremas hidrantes y nutritivas para calmar y reparar nuestra piel tras la
agresiones del verano. Por otro lado es importante recordar, que lo más
importante es la prevención, debemos utilizar durante todo el año, y en
especial en verano fotoprotector solar de amplio espectro en cantidades
adecuadas. Hay que tener en cuenta que el bronceado saludable no existe.
5.
En primer lugar, sería recomendable emplear cremas
hidratantes que ayuden a reparar la función de la barrera cutánea tras las
agresiones del verano. Estas cremas pueden llevar sustancias como la niacinamida, las ceramidas, el ácido hialurónico o el
escualeno entre otros.
Por otro lado, sería interesante
realizar exfoliaciones químicas suaves para eliminar las células muertas de la
capa más superficial de la piel y recuperar luminosidad. Los alfahidroxiácidos, como el ácido glicólico y el ácido
láctico, son buenos exfoliantes y ayudan a mejorar la textura de la piel.
Si han aparecido manchas en
nuestra piel, debemos acudir a nuestro dermatólogo para que realice un
diagnóstico y para que paute un tratamiento personalizado, entre los principios
activos despigmentantes empleados para unificar el
tono de nuestra piel podemos encontrar la hidroquinona, el retinol, la niacinamida o el ácido kójico
entre otros.
6.
Como ya hemos comentado con el verano y la exposición solar
la piel tiende a secarse, engrosarse y perder luminosidad, por lo que la vuelta
de vacaciones sería un buen momento para hacerse un Hydrafacial,
que se trata de un tratamiento no invasivo que realiza una limpieza en
profundidad, exfolia, hidrata y aporta un 'efecto glow'
a nuestra piel, además el tratamiento se puede personalizar en función de las
necesidades de cada paciente. Además, sería un buen momento para realizarse un
tratamiento de mesoterapia, que consiste en realizar microinyecciones de
pequeñas cantidades de sustancias terapéuticas en la capa intermedia de la
piel, en función de la sustancia inyectada podemos conseguir, entre otros, un
aumento de luminosidad o hidratación sin aportar un volumen extra.
Por otro lado, la llegada del
otoño es un buen momento para tratar nuestras manchas con distintos láseres o
peelings despigmentantes, eso sí, antes de tratar una
mancha debemos acudir a nuestro dermatólogo para que realice un diagnóstico
correcto y para que plantee un tratamiento adaptado a nuestras características.
Úrsula Rodríguez, dermatóloga de la Clínica Doctor Morales
Raya
1.
Durante las vacaciones, nuestra piel está expuesta de forma
más intensa a varios factores ambientales que pueden generar cambios en la
textura, pigmentación e hidratación de esta. Entre estos factores, destacan la
exposición solar y al viento y, sobre todo, un mayor contacto con el agua, ya
que en verano disfrutamos de muchas horas de piscina y/o playa, afectándonos
por tanto también la exposición al cloro y al agua salada del mar. Todos estos
factores van a generar una disminución del grosor del manto graso cutáneo con
la consiguiente pérdida de hidratación normal de la epidermis lo que va a dar
lugar a una sequedad de la piel en mayor o menor grado según lo cuidadosos que
hayamos sido con la misma durante los meses de verano.
2.
Generalmente, cuando cambiamos de zonas con una humedad
ambiental alta a un ambiente más seco, la piel sufre estos cambios y puede
modificar su textura, rugosidad y jugosidad tornándose más seca, agrietada e,
incluso, puede llegar a pelarse o descamarse en superficie, como consecuencia
de una mayor pérdida de agua transepidérmica.
3.
El regreso a la ciudad influye de forma negativa para
nuestra piel dado que pasamos de un ambiente más húmedo de mar y/o montaña a un
ambiente urbanita donde priman la contaminación ambiental y donde el clima
suele estar mucho más seco, lo cual contribuirá a empeorar la sequedad de la
piel.
4.
Bueno, este es un mito muy
extendido en la población. La pérdida del bronceado es un proceso natural del
organismo que sucede una vez que dejamos de exponernos al sol de forma tan
continuada como lo hacemos en verano. En torno a un mes después de la última
exposición solar intensa, la epidermis tiene capacidad de renovar por completo
todas y cada una de sus capas eliminando así el exceso de pigmento que vamos
acumulando a lo largo del período estival.
Por tanto, el agua, en general y
la de Madrid, en particular, que es de características blandas con menos
contenido en calcio y sales de magnesio, no va a contribuir a
"quitar" el bronceado conseguido.
5.
Debemos comenzar con una intensa hidratación diaria,
eligiendo productos dermocosméticos que contengan
aquellos principios activos que contribuyan a una recuperación más eficaz de la
barrera cutánea dañada. Fundamentalmente, uso de lociones o cremas emolientes
con principios activos calmantes y restauradores de la integridad cutánea.
6.
Lo más importante para el cuidado de la piel tras el verano,
además de la hidratación corporal y facial con los activos adecuados, será
visitar a nuestro dermatólogo para que revise que ninguna de las nuevas
lesiones que hayan aparecido tras el verano presenten signos de malignidad o de
sospecha. Asimismo, nuestro dermatólogo nos aconsejará acerca de los
tratamientos más adecuados para una más pronta recuperación de la piel tras los
intensos meses de verano.
7.
A nivel facial, los principios
cosméticos imprescindibles van a ir destinados a mejorar manchas, textura y
homogeneizar el tono que suele ser bastante dispar tras el verano. En este
sentido, será fundamental la vuelta al uso del archiconocido retinol y/o alfa y
beta hidroxiácidos como modificadores de textura con el fin de mejorar el poro
y la superficie cutánea en general. Retomaremos el uso de productos despigmentantes, como la niacinamida,
el ácido azelaico y/o la hidroquinona, entre otras,
con el fin de unificar el tono y mejorar las manchas. Para combatir la pérdida
de hidratación cutánea, reforzaremos el uso de productos con ácido hialurónico
y/o vitamina E que contribuirán a restaurar la integridad de la barrera
cutánea. Sin olvidarnos, por supuesto, del uso del protector solar SPF 50+ a
diario como principal activo antiarrugas ya que previene no sólo la aparición
de cáncer de piel sino el fotoenvejecimiento cutáneo.
A nivel corporal, los activos
cosméticos imprescindibles estarán orientados fundamentalmente a recuperar el
equilibrio del manto graso y la barrera epidérmica. Se usarán lociones o cremas
emolientes con principios como el alfa-bisabolol, el D-pantenol, la alantoína o
la vitamina E que, además de efectos calmantes, antiinflamatorios y humectactantes ejercerán un potente efecto antioxidante con
el fin de regenerar el daño celular ocasionado por la radiación solar.
8.
Entre los tratamientos de cabina más adecuados para nuestra
piel después del verano recomendamos limpiezas faciales especializadas y
profundas, como puede ser Hydrafacial. También serán
importantes tratamientos que ayuden a recuperar la luz y homogeneidad del tono,
como pueden ser la terapia fotobiodinámica con sérums específicos según tipo y patologías de la piel.
Entre los tratamientos para
mejorar textura y discromías o pequeñas pigmentaciones, será recomendable la
realización de peelings suaves y/o medios así como procedimientos de
dermoabrasión que permitan la introducción profunda de activos despigmentantes, péptidos y vitaminas que actúen a nivel
dérmico.
Para recuperar la jugosidad e
hidratación de la piel previa al verano, se aconsejan la realización de
mesoterapia con ácidos hialurónicos no reticulados, activos antioxidantes y/o
plasma rico en plaquetas con el fin de hidratar la piel en profundidad. Será
buen momento para procedimientos con inyectables estimuladores de colágeno, que
van a inducir una mayor producción natural de colágeno por parte de nuestra de
la piel con el fin de mejorar la calidad global de la misma.
Antonia Álvaro, ingeniera química y fundadora de Sublime Oils
1.
En general, en vacaciones, tendemos a relajarnos y ese
estado mental puede ser muy positivo no sólo para nuestro estado de ánimo:
eliminar el estrés en nuestras vidas tiene un efecto directo sobre la piel. Sin
embargo, en paralelo, también solemos modificar nuestros hábitos y
"relajarnos" en nuestro 'autocuidado', lo que, unido a probablemente
un exceso de exposición a las condiciones climatológicas externas, hace que
nuestra piel se resienta.
Y, aunque son días para
disfrutar, puede ocurrir que todos estos cambios y excesos acaben afectando de
forma directa en nuestra piel, especialmente si no la hemos protegido
correctamente, los casos de 'alergia al sol' cada vez son más habituales
durante esta época del año.
2.
Deshidratación y sensación de tirantez. Los cambios fuertes
de temperatura (como al salir de un interior con aire acondicionado al
exterior), el agua del mar o la piscina, el viento o el sol reducen la humedad
de la piel, produciendo una importante y visible deshidratación. Otras
consecuencias son:
·
El exceso de exposición a los rayos solares da lugar a
pérdida de elasticidad y daño en los tejidos que se traduce en aparición de
líneas de expresión y arrugas profundas.
·
Pérdida de luminosidad, manchas, textura irregular e
hiperpigmentaciones.
·
Rojeces, picores, descamación y empeoramiento de
enfermedades de base inflamatoria como rosácea o dermatitis. Daños acumulativos
a nivel extracelular e intracelular como estrés oxidativo, inflamación,
toxicidad mitocondrial y celular.
El efecto de la 'vuelta al cole'
tampoco contribuye de forma positiva al cuidado de nuestra piel, agresores
externos como la polución y la contaminación ambiental de las grandes ciudades
y la luz azul procedente de pantallas de ordenadores y dispositivos móviles
empeoran el efecto dañino del estrés oxidativo...y agresores internos, que
supone la vuelta al trabajo, a la rutina...es decir, el estrés postvacacional
juega un gran papel.
3.
La piel bronceada nos provoca un efecto óptico de
uniformidad, suavidad e, incluso, firmeza. Además, el hecho de que nuestros
músculos faciales estén relajados y, en general, suframos menos tensión también
influye en la percepción que tenemos de nuestra piel.
Pero, cuando el bronceado
empieza a desaparecer y, sobre todo, sino cuidamos este proceso de exfoliación
y regeneración natural, potenciándolo de forma respetuosa y aportando a la piel
diferentes activos para acompañarla en este período, nuestra piel lucirá más
opaca, deshidratada con líneas de expresión marcadas y aspecto cuarteado.
La deshidratación es causa y
consecuencia, por lo que es esencial mantener un nivel óptimo de hidratación.
4.
La ciudad es sinónimo de contaminación ambiental, ¿cuántas
veces has vuelto a casa después de un día de trabajo y al limpiar tu piel te
has encontrado con una oscura capa negruzca en la toalla o algodón? Pues bien,
la mayoría de los contaminantes químicos no se perciben, no tienen color y aun
así están en el ambiente de las ciudades en suspensión, esperando a adherirse a
tu piel.
El regreso a la ciudad es una
fuente de agresores externos desde todas las perspectivas del cuidado de la
piel, y la causa principal del envejecimiento prematuro "silencioso",
como consecuencia de la aceleración de la oxidación celular.
La piel se ensucia más, se
deshidrata, se desequilibran sus funciones y se ralentiza el proceso natural de
exfoliación celular.
Además, el estrés emocional,
posvacacional, puede influir en la reactividad y sensibilidad de la piel, igualmente
en el desequilibrio de sus funciones y en la aparición de brotes de acné,
rosácea, etc.
5.
La composición química del agua con la que nos duchamos o
lavamos diariamente puede tener un cierto efecto en el cuidado de la piel, por
supuesto, el contenido en minerales y dureza es importante en cualquier agua.
Sin embargo, es un mito que el agua de Madrid (o de cualquier ciudad) elimine
el bronceado.
Como ya sabemos, el bronceado es
la consecuencia del mecanismo de defensa que tiene nuestra piel contra la
exposición solar. Por tanto, cuando dejamos de exponernos al sol, nuestro
bronceado va desapareciendo poco a poco ya que nuestra piel se va renovando por
ciclos.
¿Cuál es el problema? En
ocasiones, la piel no es capaz de afrontar este ciclo de renovación celular de
forma óptima, y esto puede ser debido a muchos factores. La edad y ciclos
vitales como la menopausia reducen su capacidad regeneradora.
6.
Si no nos hemos tomado el cuidado de nuestra piel en
vacaciones vamos a tener que tomar medidas urgentes para recuperarla y
acompañarla en este proceso:
·
Potencia la velocidad de la regeneración celular a través de
una exfoliación y/o peeling semanal, respetuoso con la piel.
·
Limpia tu piel a conciencia mañana y noche. Introduce
productos con ácido salicílico en concentración suave para potenciar la
limpieza y exfoliación.
·
Aporta un plus de nutrientes y reestablece la matriz
lipídica, especialmente los ácidos grasos Omega 6 y Omega 3, con efecto
humectante, hidratante y antiinflamatorio. Es esencial recuperar y mantener la
función del estrato córneo.
·
Añádele antioxidantes de diferentes tipos y Vitamina E para
bloquear los efectos de la polución, aportar luminosidad y potenciar la
regeneración celular.
·
No te olvides de darle a tu piel un 'booster'
de energía a través de productos que activen el ATP celular, y tenga acción en
las diferentes capas del tejido.
·
Protege tu piel de los rayos UV y de la luz azul.
Además de estos pasos básicos,
es importante que reconozcamos las necesidades específicas de cada persona y particularidades.
·
¿Tienes stress o piel sensible, reactiva, rosácea,
dermatitis? Aplica neuroactivos a tu piel.
·
¿Acné? Equilibra la microbiota cutánea.
·
Aplica los productos específicos para contorno de ojos,
cuello, escote, óvalo facial...
En definitiva, es el momento
para poner toda la "carne en el asador" y no escatimar en un cuidado
real y adaptado a tus necesidades. ¿Qué es lo más importante que debemos hacer?
Dos cosas imprescindibles:
·
Limpiar profundamente la piel y potenciar la regeneración
celular, y la generación de colágeno y elastina a través de un Peeling potente
no agresivo, de forma semanal.
·
Aportar a tu piel ácidos grasos y antioxidantes en forma de
aceites faciales ricos en activos y de fácil penetración.
7.
Exfoliar de forma respetuosa con ácidos AHA y BHA en
concentración cosmética y exfoliantes enzimáticos. Y utilizar:
·
Ingredientes que contengan concentraciones elevadas de Omega
6 y Omega 3 porque tienen una función ultrahumectante
y antiinflamatoria que aporta la hidratación extra que tu piel necesita y
potencian la función barrera del estrato córneo. Se encuentra en algunos
aceites vegetales.
·
Vitaminas E y C, además de actuar como antioxidantes y
evitar la emisión de radicales libres, tienen otras funciones como unificar el
tono y aportar luminosidad, potencian la síntesis de colágeno, fortalecen la
piel de los daños solares, etc
·
Antioxidantes, como polifenoles, betacaroteno si quieres
alargar tu bronceado, antocianinas, flavonoides,
polifenoles, etc. etc.
8.
Nuestros productos recomendados para este período son:
D-Peeling, R-Evolution; tónicos de Rosa Damascena o Hamamelis; sérum Omega 3 y
cualquiera de nuestros tres aceites faciales funcionales con efecto antipolución, Antioxidant, Firming o Clarifying. Por último,
no nos podemos olvidar de nuestra protección solar y luz azul, Blueveil.
Marta García, facialista y
fundadora del centro de estética y la clinica de Oviedo que llevan su nombre
1.
La piel en verano tiene varios enemigos. Uno es el exceso de
sol; su radiación puede provocar rojeces, picores o descamación, además de
efectos negativos a largo plazo como el fotoenvejecimiento, la deshidratación,
la desnutrición, la pérdida de vitaminas y la desmineralización (lo que lleva a
un tono cetrino y poca elasticidad, además de a una degradación más rápida del
colágeno).
Pero hay más. Rl aumento de las temperaturas, los baños en la piscina y
el cloro, los baños en el mar... Todo esto produce alteraciones en la piel que
hace que se sienta más deshidratada, tirante y con falta de elasticidad.
También, el uso y aplicación de
protectores solares más densos suele saturar la piel y pueden aparecer puntos
negros o granitos a la vuelta de vacaciones.
En caso de alteraciones
como rosácea o acné que podían estar en calma, pueden activarse tras el
verano.
Además, en septiembre, se nos
llenan de pieles con manchas de pigmentación oscuras de origen melánico y, cada
vez más, de manchas blancas, ya que el sol actúa como desencadenante y altera
todo el proceso del melanocito.
2.
En verano, aumenta la producción de sebo por las glándulas
sebáceas y esto, unido a la humedad del ambiente, son factores que predisponen
la piel a una mayor deshidratación. Por ello, va a requerir de una mayor
hidratación, para asegurar sus funciones de barrera y protección.
Al principio, esa producción
extra de las glándulas sebáceas y la activación del proceso de protección
frente al sol de la melanina hacen que la piel se vea bonita, suave y
bronceada. Pero este mecanismo de defensa de la piel, está activo un tiempo.
Luego la piel deshidratada, seca o desnutrida y opaca es el resultado de una
situación estresante para ella, que le genero estrés oxidativo y que, al ir
regenerándose, va saliendo a la luz.
3.
Ni el agua de Madrid ni los exfoliantes quitan el bronceado.
El bronceado va desapareciendo porque dejamos de exponernos al sol y la
melanina no se activa.
4.
Para recuperar el equilibrio tras el verano se necesita
cambiar la rutina 'skincare' e introducir un cóctel
de vitaminas y minerales con actividad estimuladora y que active la síntesis de
colágeno y neutralice la oxidación. También es importante acudir a cabina para
limpiar la piel en profundidad y hacer un tratamiento que restaure y repare la
piel.
5.
Ayudar a la piel en el proceso de regeneración, no dejarla
sobrevivir. De ese modo evitaremos que nos queden manchas, arrugas, marcas de
expresión e incluso que comience a instaurarse la flacidez. Porque el
fotoenvejecimiento es la antesala de todo esto.
Y una buena opción, es también
añadir nutricosméticos reparadores
6.
Las vitamina C, A y E, el extracto de centella asiática (por
los ácidos asiático, madecásico y madasiático
que lleva) y minerales como el silicio orgánico que reparan y protegen el ADN
celular, inhiben el estrés oxidativo, capturan los radicales libres (RNS,ROS) y actúan desde el inicio en la salud de la piel.
Aunque que, ya de por sí, la
vitamina C es un gran antioxidante (no es nada nuevo), la acción que se produce
con su unión con el silicio orgánico, las vitaminas A y E y el extracto
botánico de centella asiática ayuda a recuperar el equilibrio de todas las
pieles y a cualquier edad. Y repara el fotoenvejecimiento por su gran trabajo
sobre la sintesis del colágeno tipo I.
Esta unión de vitaminas y
minerales multiplica el poder antioxidante, aumenta la producción de colágeno
(incluyendo el colágeno dérmico, que es importante para la reducción de arrugas
y la firmeza); reduce las manchas en la piel; mejora el proceso de reparación;
reduce la inflamación y ayuda a lograr una piel más uniforme reduciendo manchas
y marcas; repara y protege el ADN celular; inhibe el estrés estrés
oxidativo; captura los radicales libres (RNS,ROS) y actúa desde el inicio en la
salud de la piel.
7.
Mi tratamiento favorito para hacer un reset post verano es
Deep2 Vitality. Un nuevo ritual y concepto de cuidado
la piel que combina tecnología y cosmecéutica
(cargada de activos exfoliantes, vitaminas y minerales). Se trabaja con una
plataforma dermofacial multi-tecnología
que, junto con la cosmecéutica, hace un tratamiento multi-abordaje profundo que purifica, nutre y equilibra la
piel. en cada sesión se trabaja con tres tecnologías dermofaciales
(hidrodermoabrasión, cupping
drenante-remodelante y
cromoterapia LED bioestimulante).
Marta Masi, farmacéutica
1.
La exposición al Sol, el consumo de alcohol, la sal del agua
del maro el cloro de las piscinas pueden alterar la
barrera cutánea de nuestra piel, tanto facial como corporal. La exposición
solar provoca un engrosamiento de la capa córnea y alteración del tono de la
piel, que pierde su homogeneidad. Además, en verano solemos olvidar más el
cuidado de nuestra piel y, al retomar, la rutina podemos notar una rápida
mejoría.
2.
El regreso a una ciudad como Madrid puede afectar a nuestra
piel, porque las condiciones climáticas, como los niveles de humedad, son
diferentes a las de otras zonas de costa.
3.
Este cambio puede alterar la hidratación de nuestra piel, y
podemos sentirla más opaca, deshidratada y con falta de luminosidad. Para ello,
podemos incorporar en nuestra rutina cosméticos con activos humectantes como el
ácido hialurónico y la glicerina, además de ingredientes activos que
restablezcan el manto hidrolipídico como las ceramidas.
4.
El agua de Madrid no quita el bronceado. Es recomendable a
la hora de la ducha usar jabones suaves que no resequen todavía más nuestra
piel, utilizar agua templada y secar la piel sin frotar.
5.
Para prolongar el bronceado podemos utilizar productos como
aftersun o cremas autobronceadoras. Es recomendable usar productos que
contengan activos antioxidantes como la vitamina E, C o niacinamida
que ayudan a recuperar y revertir el daño solar producido en la piel.
Como tratamiento de choque
facial, podemos utilizar una mascarilla hidratante dos noches en semana.